domingo, 28 de diciembre de 2008

El sueño de volar II

Muy pocos años después, en 1903, se pasaba del sueño a la realidad cuando los hermanos Orville llevaban a cabo los primeros intentos prácticos de aviación por planeo en los Estados Unidos. Tal y como muestra la fotografía de su compinche Wilbur Wrigth, estos intentos se realizaron adoptando de nuevo una postura casi horizontal y boca abajo, siguiendo sin querer las visiones de varios siglos atrás.














89 años después, además, una hermosa interpretación de aquel episodio es la de Mark Tansey al sustituir a los hermanos Wright por dos pintores que, en aquel mismo momento, estaban probando otro nuevo invento de tipo más conceptual: el cubismo. Y mientras Braque acompaña en tierra la escena, es Picasso el que se desliza esta vez en postura sentada colgado de un fantástico planeador.
Pero me gustaría volver algunas décadas atrás para enlazar con el genial aragonés Francisco de Goya que, en sus "disparates", aporta una nueva versión, también en posición sentada, de aquel sueño ilustrado de volar moviendo unas alas artificiales.












En otro de sus grabados, por el contrario, vuelve a prescindir de cuestiones mecánicas al mostrar una mujer voladora que extiende los brazos pero que vuela sin esfuerzo alguno, con las piernas estiradas y el torso ligeramente adelantado dejando que el aire la levante con la sola ayuda de una toquilla. Aquí ya no es el vuelo de un ave el modo de desplazamiento a imitar, ahora es la vela de los barcos la que se toma como inspiración. Y otra vez es el ámbito de lo onírico donde se desarrolla la escena. Lo que nos pone en relación con lo que será el final de esta segunda y penúltima entrada, uno de los iconos visuales más populares, el de la bruja volando sobre una escoba.
Al parecer, esta conocida imagen puede tener cierta relación con alguna práctica ritual concreta. Durante los aquelarres, las brujas invocaban las fuerzas naturales y otros poderes sobrenaturales, y para ello podían hacer uso de diferentes brebajes o pócimas utilizados a modo de psicotrópicos. Se baraja por tanto la posibilidad de que el uso de la escoba pudiera ser para untarse con algún ungüento la zona de la vagina que, al estar muy vascularizada, es capaz de absorber con rapidez lo que se le ponga para que, de esta manera, las sustancias actúen con mayor rapidez. De ahí podría proceder la postura y el gesto de agarrar un palo entre las piernas e, incluso, una sensación real de estar volando gracias a los efectos alucinógenos de las sustancias empleadas.

martes, 16 de diciembre de 2008

El sueño de volar I

¿Quién no ha soñado alguna vez con volar? Volar ha sido durante siglos uno de los sueños inalcanzados de los seres humanos. Y la manera en que se ha representado esa ficción podría hablarnos de algunas claves para entender también las posturas.
A nivel simbólico cabe relacionar los vuelos con la llegada a un nivel superior que suele quedar lejos de nuestro alcance. La tradición judeo-cristiana le aporta sin duda una connotación positiva, e incluso sagrada, a esas "alturas". Pero también la acción de volar puede ser simple trasunto de la actividad del pensamiento, de lo que se nombra coloquialmente como "dejar volar la imaginación".Tal vez por eso, de otra manera, el volar tenga tanto que ver con los sueños, y la figura de una persona en el aire ha sido una de las preferidas de los artistas surrealistas, como en este grabado de Max Ernst. Siguiendo los pasos del Ícaro de la mitología ("los hombres no tienen alas, pero nosotros las construiremos, y entonces podremos volar"), muchos quisieron volar para escapar de la isla de Creta o de cualquier otra situación.

Y así durante varios siglos, la obsesión de volar (me refiero siempre al vuelo sin motor) fue la que movió a pintores, ingenieros e inventores a dejar una muestra gráfica de lo que se pensaba que era un posibilidad del cuerpo humano que solo con la ayuda de un artilugio mecánico podría llegar a cumplir.

Una interesante entrada del blog de Carlos Roda muestra cómo desde el genial Leonardo da Vinci, hasta bien entrado el siglo XIX contamos con curiosos testimonios gráficos de este sueño inalcanzable.

Según estas imágenes, y a falta de un estudio más exhaustivo, vemos que durante los siglos XVI, XVII y XVIII la postura de la persona es siempre echada boca abajo de manera que le pueden quedar libres brazos y piernas para accionar unas alas artificiales. Detrás de estas posturas se esconde seguramente la imitación (biónica diríamos hoy) de la configuración anatómica de las aves. Pero el ser humano no es un ave, y su relación entre peso corporal y musculatura de los miembros superiores no es ni de lejos la de un ave.








Estas dos últimas imágenes se corresponden ya al siglo XIX. Algo ha cambiado en ellas. Por azar o por alguna razón con el nuevo siglo, la postura de la persona voladora ha pasado a ser completamente erguida.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Cheposo

En el último disco del músico tradicional aragonés Ángel Vergara hay una divertida canción en la que se enumeran algunos de los motes que en Aragón (y supongo que otros países ocurre lo mismo) los vecinos de un pueblo les ponen a los de los pueblos vecinos. En ellos se suele aprovechar una característica geográfica, o una conocida anécdota o leyenda popular, para denominar de manera chistosa a los del pueblo de al lado. Pues bien, a uno de estos motes quería dedicar esta entrada, precisamente al que recibimos los zaragozanos, ya que es el único que conozco que tiene como punto de partida una postura corporal.

“Cheposos” nos llaman a los habitantes de Zaragoza por culpa del cierzo, un viento fuerte y frío que si no recuerdo mal sopla en esta ciudad algo más de la mitad de los días del año obligándonos tantas veces a caminar inclinados hacia delante.

Cheposos de nacimiento o de adopción le han dado vueltas y vueltas al cierzo como Antón Castro cuando hablando de él en su blog dice que “obliga a alzar las solapas y a guarecerte en tu propio abrigo” o como el joven David Vela cuando titula con él una de sus ilustraciones.
Otro cheposo, aunque a su pesar y no de nacimiento, es el autor de la siguiente pintura. La baja resolución del fragmento reproducido seguro que no impide a casi nadie reconocer el óleo titulado “El invierno” pintado por Francisco de Goya proponiendo para esta estación una situación de dureza ejemplificada en el viento que sopla de frente y al que se oponen personas y animales en su camino.

Esto último me parece lo más interesante de todo. Tal vez no sea casualidad que en las cuatro imágenes en las que se representa esta postura, que podría definirse como “erguida y con la parte superior del cuerpo inclinada hacia delante”, el viento sople de frente a las personas y, al hacer este esfuerzo de avanzar en contra del viento sea cuando adoptan esta concreta postura.
Vamos pues a pasar al plano simbólico para imaginar que la postura análoga que tomaríamos para vencer una dificultad o, más concretamente, para superar una fuerza que nos impide avanzar podría consistir en renunciar a un campo de visión amplio e inclinarnos hacia el origen de la propia fuerza contraria. Gracias a ello, encontraríamos un equilibrio para mantener la posición erguida en el que es justamente la fuerza que trata de impedirnos avanzar la que nos sujeta para no caer al suelo.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Firmes

La posición de firmes está directamente unida a la carrera militar. Los pies en primera o en paralelo, una perfecta vertical desde los talones a la nuca, los brazos estirados y bien pegados al cuerpo..., todo inspira rigidez, tensión y potencia. Aunque buceando por internet he dado con una detallada descripción de esta postura, atención, en la página web de un centro de educación secundaria mejicano. En este instituto, "con el propósito de rescatar la sobriedad, la seriedad y lo auténtico del ceremonial con que se escolta a nuestro Lábaro Patrio", se recomienda permanecer con "los talones unidos y en la misma línea, las piernas en tensión, el cuerpo erguido, los hombros hacia atrás a igual altura y en una misma línea, los brazos caídos a los costados, las manos naturalmente extendidas con la palma hacia el cuerpo, los dedos unidos tocando con el índice la costura del pantalón, la barba recogida y la mirada al frente".



Otro conjunto de soldados, algo más antiguo, fue moldeado y colocado en una postura similar. Se trata de los guerreros de terracota de Xian, enterrados a finales del siglo III a.C. A pesar de que el gesto de sus manos es diferente, ya que portaban lanzas y otras armas.Sería muy interesante por supuesto indagar con mayor profundidad en la relación entre esta postura y lo militar pero en esta entrada me gustaría incidir en su prolongación en la vida civil y, sobre todo, en la educación.


Aporto primero una imagen bastante propia de boy scout colocado bien firme. Solo a título de repaso me gustaría recordar que el movimiento scout lo funda en 1907 el teniente general británico Baden-Powell a partir del adiestramiento de chicos voluntarios en labores de rastreo, enlace y vigilancia durante la Guerra de los Bóer en Sudáfrica.



En cuanto a la educación formal, fue durante la dictadura de Primo de Rivera cuando se le dio un impulso definitivo a la Educación Física escolar declarando reglamentaria una Cartilla Gimnástica Infantil publicada por la Escuela Central de Gimnasia de Toledo, centro de enseñanza militar que todavía funciona, y escrita por algunos de sus profesores, militares expertos en la materia. Teniendo en cuenta ese precedente, tras el final de la Guerra Civil no tuvo que resultar nada extraña la potenciación del militarismo en las escuelas por parte del Frente de Juventudes, y así se llegó hasta los comienzos de la democracia en los que la postura de firmes fue siendo cada vez más escasa en los recreos y gimnasios escolares. Afortunadamente.



lunes, 27 de octubre de 2008

Besando tus rodillas

Tú besando tus rodillas / Yo discreto pero sin rubor. S.R.

Habíamos detenido un instante nuestro paseo por el monte y yo me quedé cogiendo unas frambuesas junto al camino. Cuando levanté la vista te habías sentado en una peña y tu mirada se perdía en las montañas verdes del fondo del paisaje. Recogías las piernas entre tus brazos, tus muslos junto a tus pechos, y apoyabas el mentón sobre tus rodillas. Con el rostro hacia delante, tu mirada te llevaba tan lejos como lejos podía tu pensamiento llegar. Me recordabas mucho aquella pintura que me enseñaste un día, un cuadro que Picasso hizo de la última mujer a la que amó. Pero tú no tenías tus manos fuertemente entrelazadas, ni tu cuello era tan largo como para llamarte "esfinge moderna" ni mucho menos.

No quería interrumpir tu silencio y giré la vista hacia otro lado, distrayéndome en los matices del verde de los árboles conforme ascendían por la ladera.

Entonces tu imagen recogida, concentrada, me trajo a la memoria una visión de mí mismo frente a la chimenea de una casa de turismo rural, un fin de semana que pasamos con los amigos. Uno leía el periódico, otros estaban en la cocina preparando algo de comer y tú ibas sacando la ropa de la bolsa de viaje. El fuego por fin ardía con fuerza en el hogar y afuera el cielo encapotado comenzaba a escupir briznas de nieve. Yo estaba en el sofá pero me descalcé y subí los pies al asiento. Me abracé las piernas y apoyé los pómulos sobre las rodillas. Sentía el calor del fuego que llegaba hasta mi coronilla y mi nuca pero mis manos todavía estaban frías, como fuera de la casa. Por un momento me sentí niño con esa posición, y también me lo hizo sentir la familiar combinación entre ligero aislamiento y cercanía de mis amigos.

Y recordé mis clases de danza, cuando Ana, Lucía o quien dé la clase nos hace rodar por la tarima sintiendo en todo momento el mayor contacto posible con el suelo. Entonces el cuerpo se va abriendo y cerrando alternativamente. Primero con brazos y piernas estiradas, y luego encogiéndose completamente hasta llegar a la posición fetal. Aunque no es lo mismo. Frente al fuego, igual que la pintura de Picasso, me apoyaba sobre las trébedes de pies y culo. Pero en el vientre de nuestra madre debíamos de estar más bien de perfil. ¿O la densidad era tal que no cabría la noción de apoyo? Supongo que más bien flotábamos, y estaríamos algo ciegos supongo también.
Cuando volví la vista hacia la peña donde te habías sentado caminabas ya un poco más adelante. Espérame, te grité. Corrí un poco y te alcancé. ¿Qué pensabas?, te dije. Nada, tenía un poco de frío.


jueves, 16 de octubre de 2008

Brazos en jarra

En todo el Noreste de la Península Ibérica, el icono de la imagen de una jotera tiene siempre los brazos en jarra y pone toda su energía en sacar ese "chorro de voz" propio del canto de la jota, tal y como puede verse en la jotera riojana de la foto. En otra entrada me gustaría desarrollar la idea de cómo la despopularización de la jota conllevó un cambio postural profundo y, con él, una evolución en la idea que los aragoneses y aragonesas tenemos de nosotros mismos, pero eso será en otra ocasión. Volviendo a la foto, parece como si la jotera se apoyara en su cadera, concentrando su esfuerzo en el vientre y el torso, para adelantar ligeramente la cabeza, como dando cauce a su "caudal de voz".


Pero otras fotos que he podido rescatar de aquí y de allá, muestran la otra cara de esta postura. Por ejemplo la "joterica" de los años 50, o mi sonriente hermano delante de la chimenea del pueblo a finales de los 70. Es desde luego una postura nada extraña en las poses para retratos improvisados y eso la pone en relación con estar relajado y al mismo tiempo exponerse. Dicho de otro modo, con una situación cómoda y abierta.

Siguiendo al pie de la letra el título del blog, vamos a repasar las líneas del cuerpo en esta postura. Son tres. La primera es una gruesa vertical que las piernas rectas continúan (aunque al separarse aumentan la base de sustentación). Las otras dos son secundarias y atraviesan los brazos trazando un ángulo de unos 90º en los codos. De esta manera, si seguimos la dirección de la fuerza de la gravedad a través del cuerpo comprobamos que las tres líneas se unen en la cadera para bajar directamente al suelo.

Para quien haya podido sospechar que la postura de descanso de la joterica podía ser simplemente un recuerdo del "topos" de la jotera que canta, solo quiero recordar que en varias esculturas del románico aragonés como la de la foto (en Santa María de Uncastillo) se recoge también esa postura, al parecer, para representar el momento justo anterior al inicio de un baile. De nuevo constituye una postura de seguridad que permite estar quieto de manera cómoda y, al mismo tiempo, disponer de energía suficiente comenzar una acción en cualquier momento.
Por cierto, el nombre popular de esta postura ofrece una bonita metáfora del cuerpo humano como recipiente de valiosos líquidos, estable y listo para ser trasportado. Podría ser interesante también trabajar con ella, como punto de apoyo, en danza contacto.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Lavandera










En esta entrada me gustaría poner un ejemplo sobre cómo una idea puede desarrollarse de manera paralela a su postura correspondiente pudiendo incluso llegar a determinarla.

Revisando fotografías antiguas y ejemplos de lavaderos tradicionales, he comprobado que la postura más corriente para lavar la ropa hasta aproximadamente mediados del siglo XX fue de rodillas. A partir de ese momento se generalizó una postura erguida para realizar esta tarea (como la de la preciosa pintura de José A. Torres Martino). Así lo atestiguan los documentos gráficos pero también la propia configuración interna de los lavaderos de los que los más antiguos siempre tienen la pila inclinada cerca del suelo mientras que solo a partir de 1940-1950 se construyen lavaderos con la pila a media altura.

En aquellos años, el desarrollismo está en auge y uno de sus máximos exponentes es el trabajo (erguido) en las cadenas de las fábricas. También pudo influir que quienes diseñaron y construyeron esos lavaderos, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las mujeres, fueron siempre hombres. De hecho, en la actualidad esa idea que asimila postura erguida con mejora de calidad postural ha pasado a formar parte de la mentalidad de las mujeres y, así, una investigadora (Giménez Aísa) escribía recientemente refiriéndose a cierto lavadero tradicional de Cinco Villas que "obligaba a las mujeres a lavar de rodillas". No conozco con detalle las ventajas o inconvenientes anatómicos de ambas posturas pero en principio yo diría que, si se fuerza la zona cervical, sufrirá mucho más la lumbar en la postura erguida que en la de rodillas, ya que cuenta con una base de apoyo más amplia.

Este alejamiento postural del suelo, en tareas desempeñadas por mujeres, podría relacionarse con otros como el que se produjo al cambiar los hogares de fuego bajo por las cocinas situadas a media altura ,o como el famosísimo de fregar el suelo de rodillas a hacerlo de pie mediante una fregona.Simbólicamente, las posturas más cercanas al suelo podrían relacionarse con anomalías o situaciones excepcionales como caídas o enfermedades. Además, según demuestra el proceso de hominización, la "erguicidad" es una nota destacada del ser humano entre sus congéneres. Sin embargo, si tomamos suelo por tierra y tierra por origen, o si siguiendo la tradición mediterránea asimilamos lo bajo a lo instintivo o irracional, podemos concluir que trasformar una postura cercana al suelo en otra erguida puede conllevar alejamiento del centro vital, tomar distancia de nuestra identidad más profunda.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Sexy model

La lordosis es una de las tres curvas que presenta la columna vertebral, en concreto la inferior. Está constituida por las vértebras lumbares que apoyan finalmente sobre el hueso sacro que queda asimismo ligeramente oblicuo respecto a la horizontal. Es importante remarcar que su función natural es amortiguar las presiones verticales que ha de soportar la columna (Calais-Germain), aunque en algunas técnicas corporales se tiende a la desaparición activa de este arqueamiento.
No parece que sea éste el caso de un buen número de modelos de moda, de cuyo trabajo os ofrezco algunos productos en imagen, muy fáciles de localizar mediante el google.





La primera imagen es significativa. En ella la modelo, bien plantada en la pasarela con una de sus piernas completamente recta y la otra ligeramente flexionada, avanza su torso hacia delante pero, a cambio, retrocede a nivel de los hombros. Resultado a primera vista: lordosis exagerada, pecho prominente y culo "en pompa". La siguiente modelo, con una postura más frontal, confirma lo dicho.

Son incluso más frontales las figuras de las dos últimas fotografías, gracias a la mayor flexión de una de las piernas y la ligera rotación de la parte superior del torso hacia el frente.






Como pequeño reflejo de esta postura en el mundo del arte o la ilustración he elegido una imagen de anime o hentai que coincide con la modelo del bañador blanco, con el factor añadido de los brazos en alto.


Ya me gustaría saber un poco más del papel que ocupa la postura corporal en la enseñanza o aprendizaje del oficio de modelo. Otro campo interesante en el que profundizar.
¿Cómo interpretar esa lordosis forzada con el objetivo de hacer más prominentes culo y pechos? Pues bien, me atrevo a sugerir que la idea podría ser disminuir esa flexibilidad-estabilidad del eje vertical corporal en favor del resalte en la figura de dos partes musculares ya más prominentes en el cuerpo de las mujeres respecto al de los hombres y, de hecho, recurso para significar erotismo o sensualidad (femenina). ¿Qué efecto produciría si se colocara de esta manera un hombre ligero de ropa...?
Por todo esto, esta postura queda vinculada con el lugar común del erotismo femenino que, tal vez según esta reflexión, se haya unido últimamente al matiz de pérdida de estabilidad.De cualquier modo, es ejemplo claro de postura informativa que no busca realizar acción alguna que no sea la de comunicar, provocar, dar una información determinada a quien contempla.

sábado, 16 de agosto de 2008

Prisionero

Hace un tiempo, en un artículo de Le Monde Diplomatique acerca de los Derechos Humanos en Afganistán, encontré una ilustración de J.G.Mazorriaga que se me quedó grabada. Es una figura de perfil con los ojos vendados, de rodillas y con el cuello ligeramente flexionado hacia delante. Las dos manos además se apoyan en la espalda. Es el icono del prisionero de guerra, del detenido en general. Podría haberse inspirado también en algunas de las fotos de los retenidos en Guantánamo aunque a estos les han atado las manos delante.


Es, en cualquier caso, una postura muy expresiva y así lo entendía el activista pro derechos humanos de Bogotá que aparece en la tercera foto y que la reproduce en una protesta en Bogotá.


Al margen de tecnicismos militares que ignoro por completo, en su mitad inferior esta postura recuerda al seiza, muy asentada y segura en el suelo, más inestable cuanto más se adelanta la pelvis, con el centro de gravedad ligeramente elevado pero a muy poca distancia de la tierra. En su mitad superior sin embargo, la columna marca una línea oblícua respecto a la horizontal que se pronuncia si el cuello está doblado. Este detalle del cuello doblado hacia delante y, por tanto, de ocultación del rostro, es señal inequívoca de una expresión de sumisión que podría relacionarse con otras conocidas como la que, al menos según las películas del género, adoptaban los vasallos medievales delante de su señor o los caballeros al ser nombrados como tales por el rey. También me trae a la cabeza el pasaje de un libro de Konrad Lorenz (prometo buscar la referencia concreta), biólogo austríaco padre de la etología, en el que contaba cómo en algunas especies de mamíferos (creo que eran lobos o perros) al final de una pelea en la que uno de los dos contrincantes resultaba manifiestamente superior, el perdedor se declaraba como tal bajando la cabeza y dejando al descubierto la parte superior de su cuello, es decir, dando al contrario la posibilidad de atacar en su punto más debil, ante lo cual el atacante entendía la señal y se sentía definitivamente vencedor evitando, mediante una convención postural (permitidme la licencia), un daño corporal mayor.

Miro esta postura por tanto y me sugiere sumisión pero también entrega y reconocimiento.